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Roberto Olabe el día que fue presentado como nuevo director de fútbol de la Real.
Roberto Olabe el día que fue presentado como nuevo director de fútbol de la Real. / LUSA

REAL SOCIEDAD

Olabe, crónica de seis meses en la Real Sociedad y un adiós

  • Su incorporación estaba diseñada para sumar y Olabe se marcha de la Real Sociedad «frustrado» por no poder hacerlo

  • Su margen de maniobra ha sido más reducido del que imaginaba antes de incorporarse a la Real. Después de semanas de reflexión entiende que debe renunciar al cargo

Roberto Olabe ha apelado a «razones estrictamente personales» para justificar su decisión de poner fin a su relación contractual con la Real Sociedad. Las motivaciones esgrimidas por el ya exdirector de fútbol blanquiazul son respetables, porque pertenecen a su ámbito privado, pero en la medida en que esas «razones estrictamente personales» puedan estar conectadas con su tarea pública como máximo responsable deportivo del club durante los últimos seis meses, también existe un ámbito no privado en el que cabe analizar hasta qué punto ha podido tener influencia en su decisión la trayectoria que ha completado en esta corta etapa reciente en la que ha mantenido una vinculación con el club blanquiazul.

Cuando Roberto Olabe afirmaba pocas horas después de su dimisión, que se sentía «frustrado», estaba expresando una sensación propia e intransferible, que tiene que ver con un conjunto complejo de factores y no con una única razón capaz de explicar esa impresión tan personal. Ésta es la radiografía a seis meses de trabajo desde que fue presentado el 5 de septiembre del año pasado.

Antecedentes de su llegada

La Real Sociedad sentía desde hace algún tiempo la necesidad creciente de reforzar su estructura deportiva con la incorporación de una persona que conociera bien el club, que garantizara un perfil profesional acreditado en ámbitos como los de la metodología, procesos de mejora de rendimiento deportivo, estrategia de captación de jugadores, etc. Todo ello con el propósito de afrontar con más y mejores garantías los crecientes desafíos del fútbol de alta competición.

Roberto Olabe cumplía a la perfección con estos requerimientos y de ahí que el presidente, Jokin Aperribay, apostara fuerte por su contratación, aunque se tuvo que demorar hasta el mes de septiembre, porque Olabe necesitaba culminar antes la tarea que había emprendido en la Academia Aspire de Qatar. El club tenía su sí desde el mes de abril.

Razones de la llegada de Olabe

La Real Sociedad quería introducir factores de mejora constante en su planificación y funcionamiento dentro del área deportiva. La declaración de intenciones del club a la hora de argumentar su incorporación se resumía al afirmar que Olabe llega para «dinamizar, coordinar, evaluar y orientar los procesos globales orientados hacia el desarrollo del jugador individual en el contexto de sus habilidades técnicas-tácticas, físicas y psicológicas».

El técnico vitoriano enfatizó en su presentación pública que llegaba plenamente comprometido con lo que la Real pretendía y que, según sus propias palabras, «más que un cambio, lo que persigue este club es un empujón». Al mismo tiempo, aseguró que llegaba para responsabilizarse «del proceso de fútbol que hay antes de cada decisión relevante relativa a la competición, evaluación o juego. No busquéis nada trascendente en mi persona, mi objetivo es entender los procesos que existen y mejorarlos».

Cometido esencial

Roberto Olabe se incorporó a la Real Sociedad para protagonizar un proceso evolutivo de mejora integral de la gestión deportiva, no una revolución. Además, se encargó de dejar claro en su primera comparecencia que «no soy un fichador, vengo a alimentarme de las fortalezas que tiene el club», recalcando que participaría en los procesos de contratación, «pero como yo, habrá muchas personas más involucradas».

Su cometido no era el de suplantar las tareas de Loren como director deportivo del fútbol profesional, ni las de Luki Iriarte como responsable del fútbol de formación. Olabe llegó para complementar estas tareas y maximizar sus resultados, reforzando los procesos de mejora de la gestión deportiva del club.

Todo ello en un contexto en el que la Real Sociedad pretende afrontar el futuro inmediato con la determinación de apostar por el crecimiento integral de la entidad a través del fortalecimiento de su dimensión económica, de la mano de un estadio remodelado y ampliado, y un primer equipo cada vez más competitivo y con el objetivo recurrente de aspirar a su presencia en competiciones europeas. La incorporación de Roberto Olabe estaba diseñada para sumar en el club y ése era el único propósito que inspiraba su nombramiento como director de fútbol.

Periodo de observación

Roberto Olabe llega el pasado mes de septiembre a la Real Sociedad con el objetivo, según sus palabras, de «entender los procesos que hay antes de cada decisión para intentar mejorarlos». Al mismo tiempo, reconoció que necesitaba un periodo de observación y aprendizaje antes de emitir un diagnóstico y «en dos o tres meses lo podré hacer».

El ya exdirector de fútbol de la Real tenía ya un criterio bastante formado al cabo de ese tiempo y era coincidente con la convicción de que el club había cambiado, estaba más estructurado de lo que el suponía y, en consecuencia, el margen de maniobra del que disponía era más reducido del que imaginaba antes de incorporarse a la entidad realista. Ya en ese instante empieza a considerar seriamente que no era el hombre que la Real necesitaba en este momento.

Comparte este punto de vista con el presidente realista, Jokin Aperribay, y se inicia un proceso de reflexión compartida por espacio de una semanas en el que ambos barajan diversas alternativas hasta que el propio Roberto Olabe se convence de que la mejor solución es renunciar al cargo y hacerlo ahora para no intervenir en la planificación deportiva de la próxima temporada y porque la buena trayectoria del primer equipo proporcionaba la estabilidad necesaria para dar a conocer una decisión de esta naturaleza.

Desafío profesional

La trayectoria de Olabe como entrenador ha sido limitada y su perfil deportivo se ha ido decantando paulatinamente hacia tareas de dirección deportiva, planificación, metodología de trabajo y captación de jóvenes jugadores. Lo mismo en su primera etapa con la Real, que cuando trabajó para la Liga de Fútbol Profesional, Almería o la propia Academia Aspire en Doha. Su regreso al club blanquiazul se produjo con el propósito de que aportara sus conocimientos en esta materia y su experiencia al proyecto de mejora y crecimiento de la entidad realista.

Sin embargo, cuando Olabe entiende que su radio de acción debía abarcar todo el conjunto de la actividad deportiva del club, encuentra que el margen para desenvolverse era muy estrecho, precisamente porque la estructuración que se encuentra es lo suficientemente sólida y articulada como para que las posibilidades de intervención sean más reducidas que las que él imaginaba que se encontraría.

Olabe no llega a un club que necesita construir una estructura deportiva en relación al fútbol base, sino que aparece en un momento en el que está tarea se encuentra ya asentada y los cambios que se pueden ir introduciendo requieren tiempo y una perspectiva más de medio y largo plazo. Algo parecido, aunque a diferente escala sucede en el ámbito del fútbol profesional, porque la trayectoria del primer equipo es ascendente y el flujo de jugadores desde el Sanse al primer equipo atraviesa una etapa de alta productividad.

La combinación de ambos factores es lo que provoca en Roberto Olabe una sensación de frustración, reconocida por él mismo, porque comprueba que el carácter y dimensión del desafío que pretendía afrontar en la Real tiene en este momento un tamaño más reducido que el que le satisfacía profesionalmente.

Loren no ha sido el problema

Roberto Olabe no deja la Real porque haya tenido problemas con Loren o porque entre ambos se hubiera desatado una pugna de poder. Loren ha seguido ejerciendo las competencias que tenía atribuidas y Olabe tampoco regresó al club para menoscabarlas o asumirlas él, porque su tarea iba mucho más allá de la responsabilidad deportiva directa que Loren tenía y sigue teniendo en relación al Sanse, el primer equipo y el mercado de potenciales fichajes.

Además, el funcionamiento interno de la Real a la hora de materializar las decisiones deportivas más relevantes se asienta en un trabajo de equipo en el que participan todos los técnicos que tienen la correspondiente cuota proporcional de participación, incluyendo el propio presidente y el consejo de administración, que son los que acaban teniendo la última palabra. En ese sentido, Roberto Olabe ha participado, por ejemplo, en decisiones como la de la renovación de Eusebio o en la estrategia a seguir durante el último mercado invernal.

Lo que no ha ocurrido en estos ámbitos de decisión es que su criterio fuese siempre el último y definitivo, entre otras cosas, porque su cargo de director de fútbol, ni alcanzaba ni estaba diseñado para que él asumiera la responsabilidad última y única de cualquier decisión de calado que afectase al área de fútbol profesional.

Eusebio, defensor de su parcela

Roberto Olabe ha sido en todo momento un decidido defensor de la renovación y continuidad de Eusebio como entrenador de la Real, hasta el punto de haber asegurado, cuando ha expresado su criterio, que «es el entrenador más adecuado para la Real en este momento».

No obstante, tal y como sucede en la inmensa mayoría de clubes, la delimitación de parcelas de responsabilidad entre un entrenador del primer equipo y cualquier cargo deportivo de rango superior (director deportivo, director del fútbol, vicepresidente deportivo o incluso presidente) siempre acaba estando sujeta a la personalidad de cada cual y a los vaivenes de los resultados. En ese sentido, Eusebio siempre ha defendido como entrenador de la Real la intimidad de su parcela deportiva en la gestión del primer equipo y Olabe tampoco ha podido encontrar un espacio suficiente para compartir con el entrenador.

Eusebio ha defendido la máxima autonomía en la gestión de su parcela como entrenador y Roberto Olabe ha entendido que, si debía respetarla para no incurrir en interferencia alguna, la situación resultante acababa reduciendo su margen de maniobra en el club.

Otro proyecto nuevo

Roberto Olabe no tiene planes inmediatos de futuro. Su propósito es el de reflexionar tranquilamente antes de tomar cualquier decisión. Tuvo ofertas atractivas antes de recalar en la Real y las seguirá teniendo a partir de ahora. Clubes como París Saint Germain, Real Madrid y algún otro más con prestigio en el fútbol europeo le han apuntado en sus agendas. Lo que sí parece probable es que el próximo proyecto que emprenda Roberto Olabe, sin dejar de estar relacionado con el fútbol formativo, tampoco será ajeno al desempeño de responsabilidades vinculadas al fútbol profesional. Roberto Olabe ha dejado ahora la Real, pero tampoco está cerrada la puerta de un eventual regreso futuro.

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